Su historia parece sacada de un cuento de hadas o de la mente de un guionista de una telenovela mexicana. Se crió con su madre en Azua, sin conocer a su padre. Pero con la necesidad de hacerlo, por eso acudió a las redes sociales con la única información del nombre de su progenitor. Le escribió a todos los que encontró con ese nombre, hasta que recibió la respuesta que esperaba.
“Mi papá y yo nos conocimos cuando yo tenía 16 años, lo encontré por Facebook, parecería una película, pero yo creo mucho en el destino, y las cosas cuando están para ti están para ti. Ahora mi papá y yo tenemos una relación muy bonita”, así describió Debbie Aflalo el encuentro con su progenitor, un israelí que conoció cuando era una adolescente y por iniciativa propia. Lo buscó, hasta que lo encontró.
Encontrarlo no fue sencillo, dice. “Empecé a buscarlo porque me hacía falta una figura paterna y sentía esa carencia, había muchas personas con su nombre, mandé correos, mensajes privados y fotos y él fue el único que me respondió como lo haría un padre, me dijo ‘sí, tú eres mi hija’. Cuando mostré a mi mamá su foto ella me confirmó que era mi progenitor; luego vino a conocerme y me declaró”, explicó.
“Es una historia muy bonita y lo que me motivó a participar en el Miss RD fue saber que se llevaría a cabo el concurso en la tierra de mi papá, Israel”, confiesa.
Su historia parece sacada de un cuento de hadas o de la mente de un guionista de una telenovela mexicana. Se crió con su madre en Azua, sin conocer a su padre. Pero con la necesidad de hacerlo, por eso acudió a las redes sociales con la única información del nombre de su progenitor. Le escribió a todos los que encontró con ese nombre, hasta que recibió la respuesta que esperaba.
“Mi papá y yo nos conocimos cuando yo tenía 16 años, lo encontré por Facebook, parecería una película, pero yo creo mucho en el destino, y las cosas cuando están para ti están para ti. Ahora mi papá y yo tenemos una relación muy bonita”, así describió Debbie Aflalo el encuentro con su progenitor, un israelí que conoció cuando era una adolescente y por iniciativa propia. Lo buscó, hasta que lo encontró.
Encontrarlo no fue sencillo, dice. “Empecé a buscarlo porque me hacía falta una figura paterna y sentía esa carencia, había muchas personas con su nombre, mandé correos, mensajes privados y fotos y él fue el único que me respondió como lo haría un padre, me dijo ‘sí, tú eres mi hija’. Cuando mostré a mi mamá su foto ella me confirmó que era mi progenitor; luego vino a conocerme y me declaró”, explicó.
“Es una historia muy bonita y lo que me motivó a participar en el Miss RD fue saber que se llevaría a cabo el concurso en la tierra de mi papá, Israel”, confiesa.
Realizó un técnico en Diseño de Modas y tiene los estudios de Tripulante de Cabina y actualmente estudia un MBA en Comercio Internacional. Habla inglés, le gusta mucho la lectura, hacer ejercicio, le encanta la playa y el voleibol.
Su comida favorita es el mangú, tres golpes y aguacate. Se identifica con Oscar de la Renta, por ser un dominicano de bajos recursos que triunfó en el mundo de la moda llegando a ser uno de los diseñadores más reconocidos y admirados por todo el mundo, símbolo de respeto y éxito. Dándole valor a la frase “El que persevera triunfa”, quisiera marcar la diferencia y dejar una huella tanto como él lo hizo.
Diariolibre