José Raúl Mulino, un abogado conservador prácticamente retirado de la política hace poco más de seis meses, se convirtió el domingo en el nuevo presidente de Panamá, cargo al que llega con la promesa de cerrar el tapón del Darién al paso de migrantes.
En una elección histórica y tumultuosa, los resultados preliminares colocaron a Mulino a cargo de la normalmente adormecida nación centroamericana en un momento de tensión política, migración histórica y una economía en dificultades.
Irascible y tajante, reconoce ser de carácter fuerte. «El gobierno es el que manda y, si se equivoca, vuelve y manda», afirmó hace poco.
Sin titubeos propuso como solución a la crisis migratoria «cerrar el Darién», la inhóspita selva fronteriza con Colombia por donde pasó medio millón de personas en 2023. «La frontera de Estados Unidos en vez de Texas se corrió a Panamá», aseguró.
De 64 años, su último puesto en política fue el de ministro de Seguridad en el gobierno del entonces presidente Ricardo Martinelli (2009-2014), de quien fue inicialmente compañero de fórmula y más tarde reemplazo. En febrero, el expresidente se refugió de una pena de prisión en la embajada de Nicaragua.
Si bien carece del carisma de Martinelli, el auge económico observado bajo su aliado empujó a muchos votantes a apoyar a Mulino en un momento en que la economía de Panamá se ha rezagado.
“Aquí estamos porque hemos llegado con el voto mayoritario del pueblo panameño duélale a quien le duela”, defendió. Para el que fue inicialmente su compañero de fórmula, tuvo palabras de respaldo. “Abrazos a Ricardo donde está. Como dije, se acabó la persecución política en este país”, pronunció, mientras sus partidarios coreaban “libertad, libertad”.
Quién es José Raúl Mulino, nuevo presidente de Panamá
Mulino, especialista en derecho marítimo, dirigió en 2013 la captura de un buque carguero norcoreano que, en violación de un embargo de la ONU, transportaba ocultos aviones de combate de la fuerza aérea cubana para ser refaccionados.
En la década de 1980, fue parte de la llamada Cruzada Civilista, un grupo opositor al general Manuel Antonio Noriega, quien fue derrocado con la invasión estadounidense en 1989.
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Tras el fin de la dictadura, fue un tiempo canciller en el gobierno democrático de Guillermo Endara (1989-1994). En la administración de Martinelli fue brevemente ministro de Gobierno y Justicia, y luego de Seguridad.
Tras salir del gobierno, estuvo en prisión preventiva por supuesta corrupción entre 2015 y 2016, pero fue liberado por errores procesales. Dice que fue «preso político» en ese lapso.
«Sin que esto sea algo escrito en piedra, yo soy una persona de centroderecha, para la izquierda no voy a coger nunca», aseguró hace unas semanas.
Católico, Mulino está casado con Maricel Cohen, dueña de un negocio para mascotas. Afirma que le encanta pasar el tiempo, entre gallinas y conejos, en la finca que su esposa le regaló cuando cumplió 50 años.
Mulino promete ser un azote de la migración
Mulino dice que uno de los logros durante su gestión como ministro de Seguridad de Martinelli fue “recuperar” el conocido tapón del Darién, que “estaba en manos de la narcoguerrilla” del país vecino.
Como presidente, ha prometido detener los crecientes niveles de migración a través de las selvas del Darién, aunque los expertos cuestionan la viabilidad de su plan debido a la gran cantidad de personas vulnerables que viajan a través del paso.
“Haré el esfuerzo para poner fin a esta crisis migratoria en nuestro territorio con respeto a los derechos humanos y con sincera participación internacional”, dijo Mulino en el cierre de su campaña la semana pasada.
Como ministro de Seguridad, también fue blanco de duras críticas tras la represión policial de una protesta de productores indígenas de banano en las provincias norteñas de Bocas del Toro y Chiriquí en 2010. La represión dejó dos muertos y más de 100 heridos por perdigones, algunos de ellos con lesiones en los ojos.
“Fue bastante severo en el control de las protestas sociales”, dijo el analista político panameño Rodrigo Noriega a The Associated Press antes de las elecciones. «Hay muchas incógnitas sobre él».
Los desafíos de Mulino como presidente de Panamá
El próximo presidente de Panamá recibe un país con otros desafíos apremiantes. El país está inmerso en una crisis económica expresada en la caída del ritmo de crecimiento del producto interno bruto (PIB), que se espera sea de alrededor del 2.5% este año frente al 7.3% de 2023.
Este frenazo se atribuye a las consecuencias de la pandemia y su manejo, con una economía y empleo que no terminan de recuperarse tras la caída del 17.9% del PIB en 2020, y a la crisis hídrica en el canal interoceánico que hará mermar los ingresos de la vía y sus aportes al Estado.
También al cierre a finales de 2023 de la gran mina Cobre Panamá, filial de la canadiense First Quantum Minerals (FQM) y cuya actividad representaba cerca del 5% del PIB, luego de que el contrato de concesión fuera declarado, por segunda ocasión, inconstitucional por el Supremo, esta vez en medio de las mayores protestas sociales en décadas en rechazo a la minería.
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