Después de 37 años, el expresidente Evo Morales perdió el domingo el liderazgo del partido gobernante en Bolivia, en un polémico congreso respaldado por su heredero político y ahora adversario, el presidente boliviano Luis Arce, que añade un capítulo más a las fricciones internas en el oficialismo.
Los seguidores de Arce eligieron como nuevo jefe del Movimiento al Socialismo (MAS) al líder de los campesinos e indígenas Grover García en ausencia de Morales y sus seguidores.
Horas antes, Morales dijo desde una radio de los cocaleros —cuyo sindicato dirige hace cuatro décadas— que el «objetivo es inhabilitarme» para los comicios presidenciales de 2025, en referencia al congreso partidista organizado por el bloque afín a Arce, después de que el año pasado otra convocatoria similar, pero impulsada por los seguidores de Morales, lo designara a él como líder del partido y después fuera anulada por el tribunal electoral.
El expresidente llamó a sus bases a «dar batalla» ante el cambio de rumbo.
El político que gobernó entre 2006 y 2019 acusó a Arce (2020-2025) de alentar «un plan para auto prorrogarse» en el cargo, supuestamente, con apoyo de jueces. «Es un gobierno que gobierna con fallos judiciales», dijo a tiempo de anunciar que dará pelea legal y en las calles para evitar su marginamiento.
El MAS quedó dividido hace casi dos años entre seguidores de Morales y de Arce y ambos bloques han convocado a congresos.
«Nadie puede adueñarse de las luchas del pueblo. Este partido no puede quedar en manos de una sola persona», dijo Arce a sus bases en la inauguración del congreso que reunió a miles de delegados desde el viernes.
«Se acabó la imposición, hemos recuperado el partido para las bases y el presidente Arce tiene nuestro apoyo», proclamó García tras su elección.
El trasfondo de la disputa es la nominación presidencial del MAS de cara a las elecciones del próximo año. El partido ha dominado la política boliviana por 18 años. De acuerdo con la ley, una agrupación política sólo puede postular a un candidato.
«Estamos viendo el fin de un ciclo político y el desafío del MAS es refundarse, no refundirse», opinó el analista político Marcelo Arequipa.
A la crisis en el partido gobernante se suma un creciente malestar social contra el gobierno de Arce por el alza en el costo de vida tras una caída en los ingresos por exportaciones.
DIARIOLIBRE