“España exige al señor Milei disculpas públicas. En caso de no producirse esas disculpas, tomaremos todas las medidas que creemos oportunas para defender nuestra soberanía y nuestra dignidad”, dijo el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.
El funcionario del gobierno socialista agregó que “Milei, con su comportamiento, ha llevado las relaciones entre España y Argentina a su momento más grave” en la historia reciente y que por ese motivo, había acabado de llamar a consultas a la embajadora de España en Buenos Aires “sine die”.
La expresión “sine die”, utilizada en el derecho, significa que es por tiempo indeterminado. Al frente de la embajada quedará el encargado de negocios y puede ser el paso previo a la ruptura de relaciones diplomáticas.
Horas antes, ante un estadio cerrado en Madrid, Milei -que se define como liberal libertario- dio un discurso como parte de una convención de políticos de ultraderecha organizada por el partido español Vox.
“Las élites globales no se dan cuenta de lo destructivo que puede llegar a ser implementar las ideas del socialismo porque lo tienen demasiado lejos, no saben qué tipo de sociedad y país puede producir, y qué calaña de gente atornillada al poder, y qué niveles de abuso puede llegar a generar”, dijo el presidente argentino leyendo de un papel.
Y a continuación, improvisó: “Digo, aun cuando tenga la mujer corrupta, se ensucia y se tome cinco días para pensarlo“.
La referencia al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, fue inmediatamente ovacionada por la multitud ultraconservadora.
En primera fila lo escuchaban el líder de Vox, Santiago Abascal, la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, y la secretaria general de la Presidencia argentina y hermana del mandatario, Karina Milei.
El 24 de abril pasado, Sánchez publicó una carta abierta a la ciudadanía en la que dijo que necesitaba “parar y reflexionar” tras una denuncia contra su esposa, Begoña Gómez, de presuntamente haber “recomendado o avalado por carta de recomendación con su firma a empresarios que se presentan a licitaciones públicas”.
Conflicto en escalada
El choque entre los gobiernos de Milei y Sánchez había tenido un episodio anterior después de que el 3 de mayo un ministro español sugiriera que el presidente argentino consumía drogas.
Refiriéndose a la aparición del entonces candidato argentino en televisión durante su campaña electoral el año pasado, el ministro de Transportes, Óscar Puente, aseguró que no sabía en qué estado se encontraba Milei, si “previo a la ingesta o después de la ingesta de no sé qué sustancias”.
Asimismo, hablando sobre la “autenticidad” y animando a su audiencia a “ser ellos mismos sin miedo”, el ministro dijo que “hay gente muy mala que siendo ella misma ha llegado a lo más alto. Milei, por ejemplo. Trump”, les dijo a los asistentes.
Allí, Milei condenó las “calumnias e injurias” formuladas por Puente, y atacó las políticas del gobierno español.
“El gobierno de Pedro Sánchez tiene problemas más importantes de los que ocuparse, como las acusaciones de corrupción que caen sobre su esposa, asunto que lo llevó incluso a evaluar su renuncia”, dijo.
“Por el bien del Reino de España, esperamos que la justicia actúe con celeridad para esclarecer semejante escándalo de corrupción que afecta directamente la estabilidad de su nación y, por consiguiente, las relaciones con nuestro país”, agregó.
La oficina de Milei sostuvo, además, que Sánchez “ha puesto en peligro la unidad del reino, pactando con separatistas y llevando a la disolución de España; ha puesto en riesgo a las mujeres españolas permitiendo la inmigración ilegal de quienes atentan contra su integridad física; y ha puesto en peligro a la clase media con sus políticas socialistas que solo traen pobreza y muerte”.
En su viaje a España, Milei no se reunió con Sánchez ni con el rey Felipe VI.
Milei llegó a la presidencia de Argentina en diciembre del año pasado con casi el 56% de los votos en segunda vuelta gracias a un discurso de “ajuste a la casta” política y ante el cansancio de la población con el gobierno peronista de centroizquierda de Alberto Fernández y las recurrentes incertidumbres económicas.
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